Cuándo usar lejía en el baño y cuándo evitarla

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La lejía es un potente desinfectante muy utilizado para eliminar manchas, gérmenes y moho en los baños. Sin embargo, su eficacia conlleva riesgos: un uso incorrecto de la lejía puede dañar las superficies e incluso suponer riesgos para la salud. Esta guía aclara cuándo la lejía es beneficiosa y cuándo los métodos de limpieza alternativos son más seguros.

El poder de la lejía: dónde funciona mejor

La lejía destaca por desinfectar y blanquear superficies no porosas. Es más eficaz en áreas propensas a la acumulación de moho y bacterias.

  • Tazas del inodoro: El blanqueador elimina fácilmente las manchas y restaura la blancura. Vierta una pequeña cantidad en el recipiente, déjelo reposar durante al menos 10 minutos, frote y enjuague.
  • Lechada para azulejos: La lechada diluida (1 parte de lejía por 10 partes de agua) puede blanquear la lechada manchada. Aplicar con una esponja o cepillo de dientes y luego enjuagar bien.
  • Paredes de ducha y bañeras (no porosas): El blanqueador combate el moho y los hongos en superficies lisas y selladas. Aplique una solución diluida, déjela reposar brevemente y luego enjuague.

Superficies a proteger: qué puede dañar la lejía

Si bien la lejía es eficaz en determinadas zonas, puede erosionar o decolorar otros materiales. Evite usarlo en:

  • Piedra natural (mármol, granito): El blanqueador corroe los selladores, opacando y decolorando estas superficies con el tiempo. En su lugar, utilice un jabón suave para platos y agua tibia.
  • Accesorios metálicos (grifos, manijas): Aunque es duradero, el metal puede corroerse o rayarse cuando se expone a lejía.
  • Sellos de goma: El blanqueador descompone el caucho con el tiempo, dañando los sellos de duchas e inodoros.
  • Superficies porosas o coloreadas: El blanqueador deja manchas amarillas o blancas en la madera, gabinetes pintados y otros materiales porosos.

La seguridad es lo primero: cómo usar lejía correctamente

Para minimizar los riesgos, siga estas pautas:

  • Dilución: Siempre diluya la lejía con agua (proporción 1:10).
  • Protección: Utilice guantes de goma y ropa vieja para evitar irritaciones y manchas en la piel.
  • Ventilación: Asegure un buen flujo de aire abriendo ventanas y puertas.
  • Enjuague: Enjuague bien después de su uso.
  • Mezcla: Nunca mezcle lejía con otros limpiadores, especialmente amoníaco o ácidos. Esto crea gases tóxicos.
  • Prueba: Pruebe el blanqueador en un área pequeña y discreta antes de la aplicación completa.

Alternativas a la lejía

Si no está seguro de la compatibilidad del blanqueador, considere estas alternativas:

  • Vinagre y agua: Un limpiador suave y eficaz para muchas superficies.
  • Detergente suave: Seguro para limpieza general.
  • Limpiador de superficies con pH neutro: Suave pero eficaz para materiales delicados.

La lejía sigue siendo un poderoso desinfectante cuando se usa correctamente. Sin embargo, saber dónde y cómo aplicarlo es crucial para proteger los accesorios de su baño y mantener un entorno de limpieza seguro.